Irse a vivir.

No sé si sería por temor, por ansias o por curiosidad de mis allegados, pero antes de cada partida veo que después del dónde, la pregunta que sigue es '¿te vas a vivir?'
 Y yo no sé. No sé si la sociedad se super-sedentarizó o qué demonios pasa, pero solamente el saber que uno no deja de vivir mientras visita o viaja, debería ser suficiente para agotar esa pregunta desde su raíz. Es cierto que yo soy un tipo al que le gusta escuchar muchísimo más que hablar, por no decir que de mi boca salen las palabras contadas. No puedo evitar manifestarme ante esta barbaridad. El rígido culto a la vida sedentaria es espantoso. Irse, quedarse, y seguir yéndose constantemente no implica dejar de vivir. Visitar, trasladarse, moverse, enriquecen a la vida. La respuesta a la insistente pregunta es sí: voy a vivir, a todos lados. Y si un día quisiera dejar de vivir, me quedaría quieto y solitas las raíces plantadas me transformarían en vegetal. Sepa que no sólo me voy a vivir absolutamente a todos los lugares donde voy, sino que más vivo mientras más me voy.

Ricardo S. Gutiérrez , 26 noviembre 2011

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