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Mostrando las entradas de julio, 2008

El tipo que siempre esperaba el invierno.

Carlos Fiorento no tenía una vida muy dinámica, sino más bien rutinaria y bastante despoblada de gente. Un día 26 de junio de camperas que lo agarró desprevenido, vino a visitarlo la gripe. Consecuentemente invadió sus lugares de costumbre y su cuerpo: se sentaba en el sillón con él, miraba los mismos programas de televisión que él, lo acompañaba al trabajo en el mismo coche del tren, se quedaba las ocho horas de jornada laboral y volvían los dos en el subte c, para que el virus duerma en la misma cama que Carlos. El tipo por supuesto se incomodó y molestó mucho ante tremenda invasión del diminuto virus, con su equipaje de síntomas que lo acompañaban a todas partes. A los dos días, y después de convivir enojado con su enfermedad, se dió cuenta de de lo fiel y constante que estaba siendo la gripe y que pensó que tal vez sus intenciones no fueran tan malas. Por eso de a poco se fue alejando del ibuprofeno, de las sopas de verduras, de los tés con canela, de las zapatillas y de secarse b