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Mostrando las entradas de septiembre, 2010

Microhistorias dicotómicas y su desempate.

Anexos del trocha media ferroturismo (enero 2009) Artista imperceptible de la tristeza perceptible. Tiene doce años y un hermano bebé. Pasa frío si hace frío, y calor si hace calor. Camina despacio y descalza las estaciones y los trenes de la línea C, porque no tiene zapatillas. Su pelo teñido y cansado de ver a sus brazos cargar al hermanito, que está creciendo violentamente. Ella pasa de vagón en vagón. Les habla a los pasajeros con la mirada fija en el piso. Su pregón es casi tan triste como la expresión de su cara. Ella quizás no esté tan triste todo el tiempo, como su cara lo sugiere; pero sabe que la gente que se compadece de las sonrisas es mucha menos que la que siente lástima de las tristezas ajenas. Por eso lleva sus días llenos de un espectáculo infame; llena su vida de caras largas, de ojos lastimosos y tristezas obligadas. Regala una expresión triste, y recibe a cambio más expresiones tristes de aquellos que piadosos le dan unas monedas, y de los que impotente

Sublimando en el bondi.

(llamado también 'constantes nostálgicos del fín de semana') La evolución tecnológico-electrónica dirigida al uso personal, que hoy por hoy acusa un nuevo artefacto cada día, mejora y acompleja la vida cotidiana de sus usuarios y el entorno de la vida de todos en general. Tanto es así, que en la observación que proponemos, combinaremos un artefacto moderno, devenido del winco, walkman, discman, y otro muy anterior nacido en la mezcla de la carreta, el coche y el tranvía. ¿Ha visto lo común que se hace hoy, al subir al colectivo, encontrar personas con auriculares conectados a su reproductor de música portátil? Más aún, apostamos que no ha podido pasar por alto a quienes escuchan su música SIN auriculares, y por lo tanto con sus potentes parlantecitos vibrando inescrupulosamente en todo el ala trasera de la unidad de transporte. Esta situación -que produce reacciones parecidas cuando nos circunda alguien con auriculares a un volumen tan intenso se nos pega el ritmo de los güiros

La juventud perdida.

Caminando Mar del Plata, buscando carteles y ofreciéndome en posibles lugares. Casi siempre acompañado gratamente por Noelia, bendición y fundamento de esta ubicación y esta búsqueda. El caminar era diario, y el camino marcado por los clasificados, las arterias comerciales o de grandes empresas que me pudieran contratar. Al principio, encaré este desafío –sin saber qué pesado sería– con fuerza y entusiasmo, positiva y alegremente, creyendo el objetivo cercano. Al par de semanas, ya se notaba la ausencia de resultados, cosa que incidía correspondientemente en cada próxima búsqueda, en el estado de ánimo y a veces hasta en la relación con Noe. Muchísimas veces, durante este proceso y seguramente para evadir la situación más próxima, me invité a pensamientos profundos: Uno, el que busca trabajo, ya está etiquetado como necesitado, desahuciado, pobrecito . A la vez, tiene que considerar todos los factores para lograr enamorar a un empleador y así conseguir lo que ya se convierte en un sueñ