Santa María Norte

Este año el Sol está más potente que nunca.
Así lo vivíamos al mediodía del sábado; dejábamos atrás San Jerónimo Norte y el asfalto, a medida que ingresábamos al camino 67-S para entrar en lo que daba alma a la propuesta. En las afueras de San Jerónimo Norte paramos en el Club de Caza y Pesca 'El ciriaco' a preguntar si podíamos acampar ahí esa noche. El apuro en el andar no era por llegar a una hora en particular a destino, sino como digo, para que las horas de exposición al Sol fueran solamente las necesarias.

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Habíamos salido a las 10hrs desde Santo Tomé por RP5 hasta el desvío que llega por detrás de MilkAUT, directo al camino 50-S, en Franck; y tomando esa misma ruta pasamos por Las Tunas y San Jerónimo Norte. Desde ahí, al mencionado camino 67-S que estábamos transitando.

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En este caso, si le digo ruta o camino, le pido que no se imagine un camino como se estila en estas pampas, que se impone dibujando irregularidades en las grillas de urbanización y los cuadrados rurales. Si bien ésta es nombrada Ruta Provincial 67-S, no consiste en un trazado preestablecido sino, por decirlo de alguna forma, en una selección y mejoramiento de los caminos rurales que conectasen a los pueblos propuestos. Por tanto, las curvas que se dan no son sinuosas o abiertas, sino meros giros de 90°. Para la orientación y dentro de la monotonía que prima en el paisaje rural, es de destacar la inteligencia de haber marcado esta ruta de forma que las curvas se encuentren donde fuesen obvias, donde cada camino termina en T.

Las tres curvas y la última recta dejaron en nuestro horizonte -sorpresivamente rápido- la rotonda y las tímidas construcciones del centro comunal Santa María Norte. Mi ansiedad y expectativa por lo que encontraríamos me llevaba a una especie de fervor que sería inútil describir en este caso, digo yo, para excusarme del esfuerzo de traducirlo a palabras.

La rotonda es imponente. Uno la supone una prolijidad excesiva en una población de un tránsito que no debe ser problemático. Será entonces, continuando las suposiciones, para marcar con grandilocuencia aquel centro institucional de la comuna: alrededor del círculo se disponen la parroquia, las escuelas primaria y secundaria, el almacén, algunas casas particulares y otros servicios para la comuna, como la provisión de agua para el camión sisterna.

El almacén, frente a la rotonda central y de característica arquitectura colonial, da las señales suficientes de pertenecer a una colonia de ser establecida a mediados del SXIX -precisamente fundada en 1869, por Santiago Denner. A menos de cien metros, hacia el Oeste y ya en el límite de este centro comunal, se levanta la Escuela Secundaria Orientada Nro 536, y con su arquitectura contemporánea, da evidencia de que la comuna no ha caído en el olvido, habiéndose construido entre 2009 y 2011, y contando con estudiantes del área rural que llegan desde Sa Pereira, Pilar y Santa María Centro.

Es llamativa la prolijidad y elaboración de este centro, que aunque mínimo en tamaño, no escatima en acondicionar y mantener el espacio público de forma que ni en lugares más habitados se encuentran: postes de alumbrado público, cordones de continuo, cartelería y hasta arreglos florales, le ponen a este paraje un encanto muy particular.

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Allí además de merodear entre las edificaciones, cosa que no nos llevó más de cinco minutos, verificamos que no había al mediodía ningún tipo de actividad comercial, por lo que nos limitamos a comer las empanadas traídas directamente de la panadería El Deleite de Franck, y nos proveímos agua de la canilla pública a uno de los lados de la escuela secundaria. En la galería de entrada a ese mismo edificio hicimos estación para el almuerzo, seducidos por la cuantiosa sombra que disponía tal estructura.

¿Cómo este centro urbano encuentra sustentabilidad, teniendo entre sus edificios religiosos, educativos y administrativos menos casas particulares que dedos tiene una mano? Yo me hice esta pregunta insistentemente. La respuesta es simple: al ser una colonia ganadera y lechera (principalmente) y agrícola (después), los pobladores habitan en las afueras del centro urbano que nos atrajo este mediodía. El Censo de 2001 contó aquí más de 250 habitantes.

Este es uno de los pocos parajes fundados en plena época colonial y que sin embargo, por no haber sido beneficiado por la red vial ni la red ferroviaria, que facilita el éxito de la actividad productiva, no cuenta por consiguiente, con un desarrollo demográfico como el que lograron sus localidades vecinas. La linea ferroviaria que queda más cerca, está a 10km, en Pilar (Ramal F2 del Ferrocarril Belgrano, hoy inactivo). Las rutas 70 y 19 quedan a 15kms cada una al Norte y Sur respectivamente, dejando a Santa María Norte en una situación un tanto distante de los centros logísticos y poblacionales.

Esta comuna también es pequeña fruto de la discordia, porque si bien Santiago Denner fundó la colonia Santa María, en épocas de la Primera Guerra Mundial este distrito, poblado por inmigrantes valesanos y piamonteses, se dividieron formando Santa María Norte y Centro, respectivamente.

Antes de quedarnos dormidos en el umbral de la escuela secundaria, en el verdadero silencio de ese oasis pampero que sólo a veces era interrumpido por motos manejadas por adolescentes desde Pilar o los campos del Oeste, hicimos tripa-corazón y salimos de nuevo, por la tierra incandescente del mismo camino 67-S, de nuevo a San Jerónimo Norte.

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> Insisto, la crónica sigue en San Jerónimo Norte.

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