Turismo Ferrofílico por BsAs, marzo 2008. Parte 2

Episodio 2: De La Plata a Villa Rosa.


Al otro día teníamos programado encontrarnos con Seri a las 11am en estación Constitución. Me levanté temprano y caminé por San Telmo en busca de un bar para desayunar. Tras algunas vueltas volví a Parque Lezama y en la esquina de enfrente me recibió el Bar Británico con un cortado y dos medialunas. En eso se hizo la hora y salí a la reunión con Seri en lo que sería, por el acceso Lima Este, mi entrada a la gran estación Plaza de la Constitución. ¡Qué! inauditos los ojos que miraban el hall de la estación más grande del país, disparados con el entusiasmo de quien quiere mirar todo a la vez. Caminé hasta la altura de las boleterías, para después volver a la plataforma 14, donde habíamos acordado encontrarnos. Allí mismo y sin discutirlo decidimos tomar el diésel a La Plata, y minutos después ya íbamos tirados por la G22 A712 y sentados en los asientos de coche turista de cuerina bordó con respaldo rebatible, en un tren medio vacío a la capital provincial bonaerense con mi compañero de rieles Seri.





Cuando llegamos a destino sacamos algunas fotos de la estación, hasta que un guardia de seguridad nos restiringió tal divertimento. Entonces nos dimos paso hacia la ciudad, saliendo por la avenida 44 hasta Plaza Italia, donde compramos unas hamburguesas a modo de almuerzo, dimos una vuelta por la feria y ahí nomás nos trajimos de vuelta para la estación.
Al volver -en tren- bajamos en Berazategui para tomar el Via Circuito. Volvimos a bajar en Temperley, donde escuchamos la leyenda de las vías de la estación Temperley. Tras ese episodio seguimos hacia Constitución, pero antes bajamos en Gerli. Nos adentramos en la playa de maniobras de Ferrosur y caminamos el andén isla, que ahora me resulta tan familiar. Para terminar ese tramo, tomamos un eléctrico a Constitución y combinamos con el subte C a Retiro.






Sin mediar descanso, y deteniéndonos solamente para esperar felizmente mientras un carguero de ALL atravesaba Av. Ramos Mejía saliendo de Retiro San Martín. Cuando pudimos pasar compramos un boleto de Ferrovías a Villa Rosa, y divertimos nuestro andar en el tren colorado de asientos Grammer.





El viaje sobre la trocha angosta demostró poder llevarnos a más de 100kms/h hacia el Norte del Conurbano Bonaerense, sin embargo llegamos a Villa Rosa ya de noche, y no podíamos negar que estabamos cansados. Esperamos a que el tren cambiara de sentido en el mismo coche, en el mismo asiento. Después, solamente para variar un poco, cambiamos de coche y de asiento.

Cuando la locomotora G22 E 710 pasaba por la vía descendente para acomodarse al frente del tren, le sacamos una foto y el maquinista saludó con manos y bocina. Ya volviendo, vimos el mismo paisaje pero con las luces de la calle prendidas. Entre tanto le compré un señalador a un chico que los ofrecía a cambio de monedas, y unos kilómetros después pisamos Retiro de nuevo. Cuando estuvimos de vuelta, Tomamos la C nuevamente para dividir nuestros destinos: Seri tomaría el Roca hasta su casa, y yo caminaría hasta el hotel en San Telmo.

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TZL - marzo del 2008
Texto e imágenes basados en experiencias propias.

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