Medidas para palear el precio del oro verde


Ante el aumento de precio de la yerba mate, no debemos ponernos en situación de derrota. Para eso trajimos hoy una serie de medidas a tomar para efectivizar el consumo de yerba: la única solución que encontramos viable sin mermar la cantidad de mates ni impactar al bolsillo más de lo obligado.


1º: La instrucción que aparece en los paquetes para el armado de mates "llenar hasta un 3/4 del mate" debe ser interpretada como "llenar hasta la mitad (o poquito menos)".

2º: Debe ser descartada para el cebado todo agua cercana a los 99º C. Puede usar ese agua para otras infusiones, para hacer fideos, cocinar verduras, pero NO PARA LAVAR LA YERBA.

3º: Cada mate debe ser cebado para sorberse inmediatamente. Cualquier reposo de mate cebado provocará el lavado de nuestra hierba santa.

4º: La incorporación de saborizantes (azúcar, edulcorantes, cáscaras o jugo de todo tipo de frutas) debe ser mínima y mesurada para no afectar letalmente la utilidad del primer elemento materil.

5º: El agua caliente se verterá sin excepciones sobre la bombilla, y nunca directamente sobre nuestra amada y superestimada molienda de planta mesopotámica.

6- El profano acto de 'batir' con la bombilla sólo debe hacerse cuando la yerba esté muy próxima a la inutilidad. Hacerlo antes de necesitar nuevas áreas de yuyo vírgen, sólo apura el inminente y siempre detestado momento de ver el diurético gauchezco por excelencia quedarse cada vez màs abajo del agüita caliente.

7º: Si el recipiente, por holgado, es llenado con yerba hasta menos de la mitad de su capacidad total, no debe ceder a la tentación de cebarlo hasta el tope, nunca. Cebándolo como sopa, como por arte de magia, ¡termina convirtiéndose!
 

Aseguramos que siguiendo estos consejos tendrá mate sabroso y duradero, aprovechando al 100% la valiosa yerba comprada. Y aunque no sea así, siempre puede recurrir al denigrante proceso de secado y reutilización de la yerba lavada, disfrutando de un cimarrón con auténtico sabor al más puro agua caliente.

Entradas más populares de este blog

¿Por qué los animales no van en los billetes argentinos?

Surfeándola III: Esperanza

El tablero de dibujo