A los cuatro vientos; marzo 2009 1

El viernes 27 a las 14 horas llegué una vez más a Retiro, con el ánimo del que vuelve por el placer de volver. Salí de la estación de ómnibus con hambre, que satisfice  en un bar de Retiro Mitre, para después ya con la modorra de la siesta tomar el 22 hacia San Telmo, donde haría uso de la reserva en el hotel.
Dejé todo lo prescindible en la habitación y fui a Constitución, donde tomaría felizmente los subtes hasta Callao, y donde tras caminar la cortada peatonal Santos Discépolo, en Callao y Lavalle, me encontré con Lagos, Chary y Zony provenientes de Once.
Caminando llegué al lugar de origen: Reitro. La Plaza San Martín nos sorprendió una rareza quizás excesiva: un círculo de osos de colores alrededor del monumento al Libertador. Lo primero que uno se pregunta al ver decenas de osos en hilera, pintados de colores como en un carnaval petrificado y formando un gran círculo alrededor del Paseo de los Granaderos es, ¿qué carajo es ésto? sumado a un elocuente ¿qué estoy haciendo acá? Después de mucho mirar, nos enteramos de que se trataba de la exposición United Buddy Bears: cultura para la paz. Dicen que esa exposición es para conocer y fomentar la unión entre los países (qué fácil que parece). En fín, nos sacamos fotos y nos burlamos de los osos, para después emerger por avenida Santa Fe hasta Rodríguez Peña, donde después de Musimundo, dimos una tradicional vuelta por la galería Bond Street.

Monumento a San Martín en la plaza con su nombre. Retiro.



La plaza invadida por osos.


Tomamos el 37 hacia Avellaneda, pero demoramos casi dos horas en atravesar la avenida Vélez Sarsfield, porque el corte de los puentes De la Noria y Alsina en reclamos por la inseguridad, hacían que esta arteria sea una de las únicas que a esa hora daba acceso al sur bonaerense. Finalmente ya bien de noche llegamos a avenida Galicia, caminamos hasta la casa de lagos y pasado un rato no muy largo volví a la misma esquina para tomar el 45, llegar a Constitución, caminar hasta el hotel y desmayarme en la cama hasta el día sobreviniente.

Tramo 1: Visita a Casa Rosada.

Me levanté impunemente temprano, y entre una ducha y el armado de la mochila, me acordé de lo que cantaba Zitarrosa: ‘…y el que duerme en cama ajena, bien temprano se levanta.’. Después por avenida Caseros y tomé Defensa, derecho derecho. Al 1380 paré en un bar que creí no volvería a encontrar, que me había gustado mucho. Obviamente aproveché y desayuné ahí mismo un cortado con dos medialunas. Pese a aquel dichoso episodio no perdí el rumbo y tras calzarme la mochila en la espalda, retomé mi camino por calle Defensa hacia el Este. Al paso por calle Humberto Primo no pude evitar girar en sentido horario alrededor del perímetro de la plaza Dorrego. Siete cuadras más adelante me encontré en la esquina de avenida Belgrano, donde saludé gustoso y tras gruesas rejas el mausoleo del General Manuel Belgrano, mientras esperaba a que el semáforo vehicular se pusiera en rojo. Ahí mismo desvié por calle Balcarce y accedí a la vedera de la Casa de Gobierno, quedando tan cerca como nunca antes había estado. Ví gente en la puerta, tras rejas negras y pregunté a un policía si se podía entrar al edificio. Me afirmó y así me dí lugar puertas adentro del emblema del gobierno, del reverso del billete de cincuenta pesos.

Fachada de la casa.

Estrado y vista hacia la plaza "detrás" de la Casa Rosada. Se vé a lo lejos puerto Madero. Más cerca el monumento-monolito de Cristóbal Colón.

Estribo oficial para las conferencias presidenciales.

Salón de la Mujer Argentina.

Galería del patio interior.
Salón Blanco.


Granadero reseñando en el Salón Blanco.

Gran lámpara.


Adentro de la Casa Rosada no hay nada rosado. Sin embargo es todo un lujo arquitectónico. Cada sección de la casa está decorada con un estilo diferente, según el gusto del presidente que estaba a cargo al momento de la decoración de tal lugar. Arañas (luminarias) gigantes, pinturas y tapices de invaluable valor artístico. Las galerías de mejores casas francesas o italianas quedan opacadas al nivel de un cotorrito ranchero al lado de esta construcción. El patio de las palmeras me recordó al patio de los naranjos del Rectorado de la UNL. Y en ese patio además responder al pedido de una turista (¿valdría el término coturista?) para fotografiarla junto a la bandera Argentina, fue mi último vistazo en la casa de Gobierno antes de caminar a través del Salón de los Bustos y luego puertas afuera, para volver a Plaza de Mayo y tomar el subte A hasta Lima, combinar con la C hasta Constitución y tomar el tren a Gerli.

Salón de los bustos.

Una de las escaleras al primer piso.

Patio, ahora en reformas.
Banco de la Nación frente a casa Rosada.

Vista de la Plaza de Mayo desde las rejas de la Casa Rosada. En primer plano, el monumento a Juan de Garay, el segundo fundador.




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Fotos y texto por Trenazul, marzo 2009.

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