Marajenses 2009, 3

El tren a Constitución.
Domingo 16.40hrs: El tren 308 a Constitución:







Volví sobre la ruta 74 hasta la estación de Divisadero de Pinamar. En mí se alternaban con fervor la tormenta de la despedida y el enardecimiento por inaugurarme como pasajero de Ferrobaires.



La estación Divisadero de Pinamar y la formación del Pinamarense lista para despacharse.

El boleto indicaba el despacho a las 16.50hrs. Unos veinte minutos antes estuve en andén: la GT22 9085 ya estaba con los motores encendidos por lo menos desde las 15.30hrs, cuando habíamos pasado para comprar el boleto. Desde el andén de la estación al estilo cabaña, descubrí mi coche P 1039 al servicio de la clase única.


Interior del coche P 1039.

Al subir, nos costó ubicarnos según los pasajes, ya que la numeración de los asientos se prestaba a la confusión, de hecho al ocupar menos de la mitad de la capacidad del coche, nunca nos ordenamos según los pasajes. Las ventanas se podían abrir, persianas y vidrios, y se prestaba un contacto directo al ambiente exterior, sin plásticos de por medio. Sin embargo el coche estaba en deplorables condiciones: las articulaciones de los asientos dejaban lugar a la decepción de quien quisiera hacerlo funcionar, y la limpieza general no era del todo estricta. La decadencia del coche no desalentó mi dicha por estar zurcando los rieles a bordo del pinamarense. En este momento mi alegría más grande es tener la enorme ventana a disposición, y detrás el paisaje que le daba sentido: la larga pampa colorida y avivada por el Sol.


Estacion Guido, Pasando el empalme e ingresando a la vía principal del ramal Constitución-Mardel.
Estirando los rieles entre los campos, el ganado bovino, ovino, vacuno y porcino corría hacia las pampas alejándose, al escuchar la bocina y el paso vibrante del gigante de hierro. Las crías y los testigos de parientes muertos sobre las vías llevan este sonido con desespero brutal, y huyen de él como de la peste.
Entre General Pico y Dolores, escuchaba con potencia el andar del tren, como un trueno ininterrumpido que lleva en fondo de ese sonido, los golpes de las ruedas en las secciones del riel; una marcha que solamente bajaba de los 100kms/hr para detenerse en estaciones. La ruta 2 a la noche se hacía invisible a nuestro costado izquierdo. A la altura de Lavalle sin embargo, era notable un nutrido embotellamiento que nos dignificaba como los buenos electores del transporte ferroviario.

Llegamos a las 22.30hrs al andén 13 de Constitución. Apuré mi paso al subte, inclinado a la derecha para mantener el bolso a la izquierda, antes de que se vaya el último servicio. Sin embargo al llegar a las escaleras y verlas valladas con conitos naranjas, supe corrompida mi posibilidad de llegar a Retiro en subte –y por lo tanto en 15 minutos. Acudí sin perder el vertiginoso ritmo y esta vez inclinado a la derecha, a la segunda plataforma de colectivos al frente de la estación, para tomar el 100.
Esperé algunos, supongamos 5 minutos, pero la impaciencia me golpeó justo al momento de ver venir la linea 9 por la plataforma 1. El colectivo paseó por Constitución, el centro y nos alcanzó hasta Retiro a las 2300. Al entrar caminando a la estación, escucho anunciarse un servicio de micro a Santa Fe, por lo que aligeré cuanto pude mi llegada la boletería 146 y conseguí comprar un lugar en el colectivo directo a Santa Fe. En mi camino a la plataforma 57, pasé por el circense cubículo de preembarque E.


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setiembre 2009

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