Trocha Media Bonaerense 1: Subte A

Primer Tramo: recorrida capitalina.

Todo empezó a concretarse el martes 13 a la tarde, cuando compré mi pasaje de ómnibus a Rosario:

TATA RÁPIDO www.tatarapido.com
SANTA FE TALÓN PASAJERO
FECHA Y HORA DE SALIDA: 13/01/2009 23:55
BOLETO Nº SSI-260553 ASIENTO Nº: 13
DESTINO: ROSARIO IMPORTE $: 25.60

A las corridas empecé a armar el bolso a las 22hrs, y a las 23.54hrs llegué como tortazo a la terminal para abordar este ómnibus, en aquellos últimos cinco minutos del mismísimo martes trece. Según mis planes y después de pasar por la terminal de ómnibus rosarina, obtuve en la estación Rosario Norte mi pasaje del TBA a Retiro con intermedias, que decía entre otras cosas:

TBA fecha 14/01/2009
Clase Pullman
Nro de coche: 510
Desde: Rosario Hasta: Retiro
Importe $: 33 Original Pasajero
Estación ROSARIO
Punto de venta 5048
Numero de boleto 00015426

ene-2009
'El rosarino' calentando motores en Rosario Norte.


A las 4.45am salió 'El rosarino' hacia Retiro. Yo lo vivía en una mezcla de alegría por abordarlo y de gesto triunfal, ante una revancha que esta vez parecía haber ganado. El coche, limpio, cómodo y hubiera creído que en excelentes condiciones, hasta la demostración del funcionamiento de los amortiguadores: cuando en algunas partes y en las altas velocidades que este tren desarrolla, el coche nos demostraba su desperfecto despertándonos a los puros sacudones y despegándonos de los asientos entre los saltos que nos provocaban los rebotes. Tomando a la gracia ese detalle, a las 12.03hrs y con bastante hambre -porque pensaba erróneamente que la formación tenía coche restaurante- llegué a Retiro, fotografié a la ALCo RSD39 Nro651 de TBA estacionada en el andén 8 de Retiro Mitre, y me hice lugar hacia el centro porteño, en búsqueda de un bar que me calle los rugidos abdominales.

ene-2009
Vistas del interior del PA 510
.

ene-2009
La ALCo 651 de TBA recién llegada de Rosario, en el andén 8 de Retiro Mitre

Según mi idea, me quedaría la ciudad Capital de la República hasta el viernes, cuando saldríamos con Seri en un tren a Mar del Plata. Volveríamos a Capital también en tren, el domingo a la mañana, y de ahí yo volvería a Santa Fe. Por eso estas crónicas se iban a llamar "Buenos Aires - Mar del Plata Tour enero 2009".

El paseo de(l) Miércoles.
En mi ida hacia el microcentro porteño, me abrí camino por la felíz y desordenadamente poblada Avenida Ramos Mejía, que tiene el encanto de la compra al paso. Aunque yo no compré nada, y solamente llevaba en la mano un agua mineral que iba consumiendo al rápido compás con que el Sol del mediodía me iba sofocando. Después de comer en un lugar de Avenida Santa Fe, me fui hasta la esquina con Callao para encontrarme con Lagos. Así, tras haber llegado y esperado un poco al lado del puestito de venta de flores, llegó él y su amigo de la primaria Yoni. Buscando un rumbo propuse que vayamos para Abasto, porque no conocía y me parecía interesante de ver, además de ser una excelente excusa para tomar el subte B y esquivarse del Sol al mismo tiempo que viajáramos sobre rieles: obviando los argumentos y sin discutirlo ni un segundo, fuimos por calle Uruguay hasta la estación homónima.

Cantando en la mente el correspondiente tema de Sumo, bajamos en parada Carlos Gardel. Utilizando el enlace directo que se hizo en 1933, originalmente hacia el subsuelo del Mercado del Abasto, para que llegaran los vagones de carga del Ferrocarril Central de Buenos Aires (actual Ferrocarril Urquiza). Sin adivinar aquel pasado, subimos por el inapreciable viejo camino de carga al Shopping de Abasto, e hicimos una previsible vuelta por este actual centro comercial de frutas. Sorprendentemente todo rastro del mercado de frutas quedó ausente o muy bien escondido, y ese edificio hoy, salvando su tamaño, es idéntico a todo shopping.
http://www.abasto-shopping.com.ar/elShopping.asp


Formación Mitsubishi de la linea B, la única de la red alimantada por tercer riel.

A la tarde, ya habíamos ido a Avellaneda, buscamos a Seri y con él volvímos a Capital para comprar los pasajes a Mar Del Plata. Nos encontramos con que no había vacantes para el viernes, pero el boletero nos recomendó fijarnos si conseguíamos a primera hora del mismo día, porque suelen cancelarse algunos boletos. Pusimos esa posibilidad como firme para lograr el viaje, y planificamos detalles mientras íbamos a Obelisco en la C. Allá nos encontramos con una marcha en contra de los ataques al pueblo palestino, a la que apoyamos breve e interesadamente. Después dimos término por ese día a las vueltas en Capital, en un coche de la línea 37 rumbo a Avellaneda.

A Palermo y Belgrano.
El jueves 15, después del mediodía y de almorzar, quisimos seguir de excursión capitalina:
Bajando del colectivo en Callao y Córdoba, combinamos a la estación del subterráneo línea D, y llegamos por los túneles hasta estación Palermo. Cuando salimos del subte y subimos a superficie, casi confirmé mi sospecha de que las estaciones de esa línea están más profundas bajo la tierra, pero ante la duda de decir una gilada lo mantuve en silencio. Nos dimos paso por la soleada y amplia avenida Bullrich, caminándola casi toda para llegar a las afueras de la prestigiosa mezquita de Palermo.


La Mezquita de Palermo: una incógnita.

Sólo hasta ahí llegamos y miramos desde afuera, porque en la entrada la seguridad parecía más de barrio-country que de iglesia musulmana, y no hizo excepción en nosotros recordándonos que los horarios de visita son martes y jueves a las doce del mediodía (sic). Por eso ante el fallido intento de visitar el interior del predio religioso, pegamos la vuelta a la estación de subte Palermo bajo el sol de Buenos Aires, que dibujaba nítidas sombras en las veredas calurosas de aquella siesta de enero. El próximo destino era estación Juramento de la misma línea D, para encontrarnos en la esquina de Cabildo y Echeverría con Viqi, como habíamos planificado. Cuando subimos las dos escaleras que anteceden a la superficie desde la estación Juramento, supe que realmente la línea D estaba más profunda bajo la tierra que el resto de las líneas.

Por el barrio que fundó Valentín Alsina.
Con el grupo conformado nos abrimos paso hacia el Norte por avenida Cabildo, y entramos a un par de galerías. En el cruce con calle Blanco Encalada decidimos llegarnos hasta las legendarias Barrancas de Belgrano. Blanco Encalada, O’higgins e irrumpimos en las barrancas por calle Juramento. Pude ver que las denominadas Barrancas de Belgrano son menos evidentes como accidente geográfico que –por ejemplo- las del Parque Lezama, donde no se hace alarde de barrancas y sin embargo realmente las hay. Allá, frente al parque de Barrancas y la famosa glorieta, nos vimos más atraídos por la fachada del museo Libero Badii, edificio que fue la casa de Valentín Alsina, el fundador del mismísimo barrio de Belgrano. Mientras volvíamos se nos ocurrió visitar también el Barrio Chino. Por calle Blanco Encalada, atravesamos el paso a nivel donde felizmente nos detuvimos ante el paso de trenes.


Calle del barrio Belgrano, creo que Blanco Encalada.


La glorieta en "la parte alta" de las Barrancas de Belgrano.


Museo Libero Badii, antigüa casa del fundador del barrio Belgrano, el señor Valentín Alsina.


Calle Juramento llegando a las Barrancas.


Incursionando el Barrio Chino.
En el camino hacia el Sur por calle Arribeños, se hicieron invasivas en los vecinos las pieles de tez pálida y amarillenta, los ojos alargados y un poco saltones, y un idioma oriental predominante: en este mundillo todos los carteles escritos con letras chinas, podían estar insultándonos y nosotros inadvertidos; de la misma forma que los vecinos hablando entre ellos, en ese código y con ese tono con el que parecieran estar siempre enojados por algo. Curioseamos extrañados y disimuladamente divertidos esas calles cargadas de edificios de departamentos y pesada calma en el ambiente; llegamos hasta la estación Belgrano C, donde calle Arribeños se ve intervenida. Por eso dimos media vuelta y seguimos hacia el Norte hasta las amplias escaleras de la estación Congreso.


Mendoza y Arribeños; plena Chinatown
porteña.


Estación Belgrano Central vista desde calle Arribeños.


Formación Materfer de la linea D en estación Congreso.


Ahí despedimos espontáneamente a Viqi y Bel, y bajamos con próximo rumbo a estación Callao, y todo el repertorio de combinaciones hasta la casa de Lagos. Allá nos encontramos con Seri, que me prestaría alojamiento en su casa para a la mañana siguiente ir tempranísimo a Constitución, para comprar los pasajes del tren a Mar del Plata.

La Brugeoise; una máquina del tiempo.
Antes de las 7 de la mañana ya estaba rumbo a estación Gerli para tomar el tren a Constitución, y conseguir los primeros pasajes del tren de las 23.15hrs horas a Mar del Plata. Cuando llegué la negativa del boletero fue rotunda, y no tuve opción que avisarle a Seri que el superviaje a Mardel se suspendía. Esperábamos que pasara algo así, asique con tranquilidad y resignación dejemos aquel viaje para una próxima oportunidad. Cuando concluí eso, eran las 8 de la mañana del viernes 16 de enero del 2009, y yo en estación Plaza Constitución, sin los pasajes que buscaba y un itinerario más incierto que de costumbre. Decidí que eso fuera bueno: bajé las escaleras y tomé el subte al centro. Nunca tuve en cuenta que la mayoría de comercios abren a las 9, pero de todas formas mis pasos sobre calle Corrientes, peatonal Florida y alrededores no se detuvieron. Resolví en el aburrimiento matinal, llegar a Plaza de Mayo y desde ahí plantear un camino. Reconozco que en un momento se me ocurrió recorrer la avenida Rivadavia hasta donde me dieran los pies, pero apenas hice dos cuadras tomé conciencia y desvié a algún bar de Avenido de Mayo para desayunar y luego volver a la plaza para tomar el subte línea A y recorrer tranquilamente la totalidad de su trayecto. Agradecí que me haya tocado una formación de los legendarios coches búlgaros 'La Brugeoise' (los coches de madera hechos en Bulgaria en 1911, en servicio en la línea desde 1913), y me entregué al viaje en la formación poco concurrida, con destino final en la nueva estación Carabobo. Como ambientado felizmente con una escenografía de principios del siglo pasado, los detalles en la madera y las consideraciones que en aquel tiempo se tenían, los rechinares en las curvas y la gente que acostumbrada vence la dificultad de una puerta que se abre manualmente, pasamos de a poco todas las dieciséis estaciones... Cuando llegamos a Carabobo, tenía una mezcla de sueño, entusiasmo mañanero y modorra de café con medialunas, asíque apenas subí las escaleras (que se hacen más largas en las nuevas estaciones, ya que los túneles nuevos son más profundos) volví a bajarlas para esperar el próximo tren a Plaza de Mayo. Como lo permite el diseño de los coches de madera, subí al coche que encabezaba la formación y me acerqué a mirar el viaje por la ventana delantera de la formación, de frente a todo el recorrido de los túneles: una experiencia altamente recomendable. Bajé en Congreso y ahí combiné con el colectivo línea 37, que me llevara de nuevo a Avellaneda, al encuentro con mis Amigos (con mayúsculas) del sur. Ese día terminó después de un viaje en el colectivo 178b desde Avenida Galicia a Avenida Mitre, bajando ocho cuadras antes de lo necesario para encontrarme con Jime, Coneh y Panchita.



____
Fotos y texto por trenazul. Publicado originalmente en
http://www.fotolog.com/trenazul/46596676

Entradas más populares de este blog

¿Por qué los animales no van en los billetes argentinos?

Surfeándola III: Esperanza

El tablero de dibujo