A voluntad

Puede retrasarlo, pero no evitarlo. Como es de esperar, llegará el momento en que la desilusión arremeta, y tal vez ahogue sus penas en un bar oscuro una noche fría y de niebla espesa. Probablemente se acuerde de las historias nacidas en verano y muertas en otoño, hoy que vive un invierno de manos heladas.
A lo último va a saber que su amor no era nada más que suyo, que nadie se lo entendió ni se lo devolvió. Va a tratar de diferenciar qué era mentira y qué era verdad. Va a entender que su afán por querer y su involuntaria producción de cariño la hacía preferir sufrir por amor antes que tener que dejar de amar. Y es más, no va a saber si inconscientemente amaba a quién no correspondía para poder sufrir y lamentarse con una botella a su costado y un vaso que siempre prometa ser el penúltimo.


Aquí termina o empieza la historia.
La narración sigue en el capítulo antes del final: 'el plantazo'.

TZL; 24 de abril del 2008

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