La mentira anda en bicicleta

La moda de las bicicletas se instaló y, desde los lugares de poder -llámese medios de comunicación, paneles de conferencia y sectores donde se planifica y se forma opinión- han decidido mimetizarse, pero de una forma un tanto extraña.



1- QUIEREN LA MOVILIDAD SUSTENTABLE
Primero que nada, quienes hemos debatido con funcionarios, vimos cómo nos hacen creer convencidos de esa movilidad inteligente, de colaborar con un menor impacto ambiental y descongestionar de ruido y volúmenes las calles. ¿Cómo es entonces, que son tan pocos los casos de funcionarios que usan la bicicleta como transporte? Sonaría en principio, como una voluntad de cambio que 'deben hacer los otros'.
2- LA BICICLETA, ESE NUEVO TRANSPORTE
El cuento sigue por vendernos a la bicicleta como una novedad en el tránsito urbano. ¿Estamos todos locos? la bicicleta transita las calles aún antes de que a Henry Ford se le ocurriera poner un motor encima de un chasis con dos ejes y cuatro ruedas. La bicicleta es popular -verdaderamente popular- antes de que los funcionarios y los directores de los diarios quisieran reconocerla.Que no vengan con un segundo descubrimiento de América, cuando los indios ya estaban ahí.
3- CONDICIONAN LA MASIFICACIÓN DE LA MOVILIDAD INTELIGENTE
Está claro que este nuevo relato sobre la movilidad está dirigido a las personas que -como la mayoría de los jefes y funcionarios- manejan su auto al trabajo todos los días.
Como ya dejaron en claro -falsamente- que la bicicleta es un transporte nuevo en las calles, se ven en el derecho de imponer condicionantes para que el público decida subirse a una bicicleta. Instalan en el imaginario popular que la ciudad debe tener ciertas características para que la bicicleta transite.
Entonces leemos y escuchamos que necesitamos senderos exclusivos, aparcamientos diseñados por diseñadores industriales, ropa de telas especiales, aerosoles mágicos que nos hacen brillar en la oscuridad, y un sinfin de artílugios que, oh casualidad, nos hacen caer al mismo tiempo en el consumismo y la sumisión ante la actual dominación del tránsito automotor; a no sentirnos libres de transitar en igualdad de condiciones con el resto del tránsito. A sentirnos que los ciclistas son menor actores de tránsito.
Siendo que en realidad desde siempre, que a las bicicletas les caben los mismos derechos y obligaciones en la circulación, en prácticamente las mismas condiciones, que a los vehículos motorizados.
4- EL LADO OSCURO DE LA BICISENDA
Está bien que generen senderos recreativos o algunos segregados necesariamente en vías restringidas, pero que no confundan las cosas y perjudiquen nuestra legitimidad de andar por la calle, ni lo instalen como una primorosa necesidad para transitar. Además de que los carriles exclusivos resultan carísimos de instalar y se instalan sin un criterio claro y por lo tanto, con un objetivo bastante confuso, la verdad es que no necesitamos nada nuevo para movernos en bicicleta por las calles.
Está bien también, que haya innovaciones para mejorar la calidad de andar, pero nada de eso es imprescindible. La bicicleta tal como está inventada hace un siglo, el cuerpo humano, su vestimenta casual, y que su conductor sepa conducirse en bicicleta respetando las normas de tránsito, alcanzan para moverse de una punta a la otra de la ciudad, aún en mejores tiempos y condiciones que los vehículos motorizados.
Por último, tampoco es cierto que las personas se conformen en tribus de "peatones", "ciclistas" o "automovilistas". El modo en que nos manejemos es cambiante a cada momento, según las necesidades que tengamos. Lo que tiene que quedar claro es que la ciudad ya está preparada para transitarla en bicicleta; centenas de personas lo demuestramos a diario.
Ismael Mahfoud
2 de mayo 2015

Entradas más populares de este blog

¿Por qué los animales no van en los billetes argentinos?

Surfeándola III: Esperanza

El tablero de dibujo