Intermediarios, esos grandes enemigos.

Entender a alguien es difícil. A veces porque no usa las palabras justas, o se explica con aproximaciones, usa palabras o comparaciones que no vienen al caso, equivoca su entonación; o se preste a reinterpretaciones, recortes o decodificaciones erradas; ello puede convertir el mensaje en otra cosa. Tremenda tarea entender a la perfección un mensaje, parece en principio, una enorme casualidad el 'copiarlo' tal cual se emite.

Esta problemática puede ser peor: se llama medios de comunicación. El problema del entendimiento se multiplica con este protagonista en el medio. Los intermediarios de la información la facilitan, pero al costo de contaminarla con su propio discurso. El copy/paste, si en algún momento existió,  ya no lo hace, y ha mutado en 'resumen de medios': no otra cosa que un nuevo discurso desde los anteriores.

Se podría suponer que en estos tiempos el problema se resuelve de la mano de las nuevas tecnologías, que brindan la posibilidad de hacer todo tipo de grabaciones muy fácilmente, y de esa forma uno puede contar con una transmisión 100% fiel de la información. Y no. Además de que las grabaciones no dejan de estar atadas a la problemática de la interpretación, esta premisa es falsa cuando la grabación tiene un intérprete ejecutándola, recortando la parte de la realidad que a él le parece importante (y dejando de lado todo el resto), cuando interfiere un encuadre, un enfoque, una sinécdoque. Y este desmadre se corona con la posibilidad que brinda la tecnología, de hacer ediciones que resultan invisibles, por lo que las grabaciones pueden transformarse, sea cual sea la causa que las motive, en mensajes totalmente transformados y reintencionados.

Por eso las realidades individuales no pueden unificarse nunca. Y nunca, pero nunca nunca, vamos a tener la 'realidad verdadera' en un medio de comunicación.

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