De ciudades sutiles
Adaptación al cuento de Ítalo Calvino , ‘Las ciudades sutiles: Armilla’. Léalo dando click aquí , en el blog de mi amiga Rayuela. Conozco una ciudad que tiene un gran parecido con Armilla. Nomás que esta ciudad sí tiene pavimentos, techos y garitas para colectivos. Lo que extraña es una red de hierros -muchos ya por demás de oxidados- que intervienen en todo el largo de la ciudad: cabines, vías, señales bien altas, galpones, depósitos, locomotoras desguazadas y hasta estaciones enteras... En esa ciudad tampoco se sabe si por incompleta o por haber sido demolida se llegó a tal situación, pero se puede comprobar que las estructuras -al igual que en Armilla- permanecen, quizás insinuando un carácter indestructible, y alardean su resistencia ante catástrofes, intentos de demolición, o simplemente la fatal ignorancia. Los más viejos aseguran que fueron nuestros mismos bisabuelos quienes terminaron su trabajo sobre esas vías, y aseguran que por ahí corrieron los trenes. Pero hoy no están ...