Rumbo a lo de Carlos a rendirle las cobranzas, a las 19.30hrs por calle Domingo Silva. Esta calle, desde que abrieron el paso a Facundo Zuviría, sumó mucho tráfico, y aún así los autos siguen estacionando en ambos lados de la calle. Esperé el semáforo y atravesé la avenida pensando en cómo el espacio de estacionamiento le quita cada día más lugar al espacio de circulación, en cómo resolverlo. Como si estuviera en mí resolverlo. En la noche apenas caída, en la bocacalle de 9 de julio, una puerta a la par mío me atropelló. Invoqué a grito limpio la cavidad genital progenitora del autor de esa apertura, mientras daba una vuelta por el asfalto, en una caída perfecta. Me levanté y miré mi integridad y mis involuntarios agresores, antes que a mi bicicleta. -¿Estoy bien? les pregunté a mis compañeros de siniestro vial, mientras hacía movimientos danzantes comprobando que mis articulaciones funcionaran todas sin dolor. La pareja de cincuentones que salió en actitud de espanto, evidentem...